lunes, 29 de octubre de 2007

Asturias judía

Los Príncipe de Asturias de este año han tenido nombre, rostro y voz judíos. En literatura, Amos Oz; en Concordia, el Yad Vashem, el Shoah Museum que tanto trabajo costó encontrar... Lo curioso es el poco reflejo que ha tenido esta doble distinción en la prensa de Israel (incontables, por contra, las reseñas en Estados Unidos, Argentina o Chile). Os propongo un paseo por el enlace del museo (sin demagogia, eh, y con foto de Morenatti) y un pequeño texto de Oz.



Amos Oz

Hebrón y la luna

" Hebrón es una ciudad herida, llena de desconfianza, odio, temor y deseo de venganza. Algunos de los integristas musulmanes de línea dura residen en esa ciudad a sólo una manzana o dos de los colonos judíos más fanáticos. Las sombras de los judíos asesinados en Hebrón por los árabes en 1929 se confunden con las de los fieles musulmanes asesinados por el doctor Goldstein en 1995. El terrorismo de Yihad y Hamás codeándose con el terrorismo kahanista. En Hebrón hay muchas personas, tanto árabes como judías, que están fascinadas por fantasías de dominación y sumisión nacionalistas, no por ideas de compartir y de coexistencia. El futuro no es muy prometedor, a no ser que haya un esfuerzo coordinado de israelíes y palestinos de fuera de Hebrón para domar el "síndrome de Hebrón", de fanatismo violento, y para extinguir cualquier chispa de violencia antes de que se convierta en llama. Los colonos judíos han acuñado la frase "renovar la comunidad judía de Hebrón". Puede que haya llegado el momento de que las palomas israelíes acepten esta consigna. Ahora que los palestinos han aceptado, según el acuerdo de Oslo, que haya un sector judío en Hebrón, dejemos que las palomas las renueven. Dejemos que las palomas reemplacen a los discípulos del rabino Kahane y a los seguidores del rabino Lebinger con un tipo diferente de colono judío. Dejemos que los israelíes partidarios de Paz Ahora, los grupos ortodoxos pro paz, el movimiento religioso blando se presenten voluntarios para turnarse en habitar el barrio judío de Hebrón y para dirigir las oraciones de los judíos en la Tumba de los Patriarcas. Dejemos que este nuevo tipo de colonos reemplace a los opresivos ultraextremistas que recorren la ciudad buscando jaleo. Puede que ese experimento sea la verdadera forma de ser pionero, los pioneros de la coexistencia pacífica. Ese experimento puede funcionar siempre y cuando, por supuesto, los palestinos de Hebrón también estén dispuestos a cerrar el Libro de la Muerte y a abrir el Libro de la Vida. "

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